Humildad

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Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallaran descanso para sus almas. Mt. 11:29

La humildad es una virtud difícil de ver porque se esconde en sí misma, sin embargo, sin la humildad, todas las demás virtudes serían vanas.

¿Qué es la Humildad?

La humildad es una virtud humana atribuida a quien ha desarrollado conciencia de sus propias limitaciones y debilidades, y obra en consecuencia. Como tal, la palabra proviene etimológicamente del latín humilĭtas, que a su vez proviene de la raíz humus, que quiere decir ‘tierra’.

Se desprenden, por lo tanto, dos sentidos:

1) la posición económica de los pobres y desfavorecidos (pobres de la tierra). Una persona humilde, en este sentido, es alguien que proviene de un hogar de escasos recursos y sin mayores posibilidades de prosperar;

2) una cualidad de la persona que se «abaja» frente a los demás, porque reconoce la igual dignidad de cada ser humano en tanto que todos vienen «de la tierra». Este último sentido hace de la humildad una actitud relacionada con la virtud de la modestia.

Una persona que actúa con humildad no tiene complejos de superioridad, ni tiene la necesidad de estar recordándoles constantemente a los demás sus éxitos y logros; mucho menos los usa para pisotear a las personas de su entorno. En este sentido, la humildad es un valor opuesto a la soberbia.

Quien obra con humildad no se vanagloria de sus acciones: rechaza la ostentosidad, la arrogancia y el orgullo, y prefiere ejercitar valores como la modestia, la sobriedad y la mesura.

La humildad puede ser una cualidad humana independiente de la posición económica o social: una persona humilde no pretende estar por encima ni por debajo de nadie, sino que sabe que todos somos iguales, y nuestra existencia tiene el mismo grado de dignidad. De allí que ser humilde no implique dejarse humillar, pues la humildad no supone una renuncia a la dignidad propia como personas.

Finalmente, la humildad es también la actitud de quien se somete o rinde a la autoridad de una instancia superior. En las religiones, por ejemplo, la sumisión está asociada al temor de Dios. No obstante, comportarse con humildad implica también evitar actitudes de prepotencia ante un jefe o una autoridad policial y, más bien, optar por el acatamiento.

Humildad en la Biblia

Según la doctrina cristiana, la humildad es la actitud virtuosa que se debe observar ante a Dios, ante su superioridad y perfección, y en plena conciencia de que ha sido Él quien nos ha concedido la gracia de la existencia. En este sentido, la Biblia aconseja: “Revestíos de humildad hacia los demás, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes” (I Pedro 5, 5). La humildad, pues, llama a la conciencia de entender que los seres humanos somos todos iguales ante los ojos de Dios.

El mayor ejemplo de humildad en la doctrina cristiana lo constituye la figura de Jesucristo, a este respecto dice la Biblia: “Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Jesucristo, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 11, 5-8).